martes, 2 de junio de 2015

La producción de energía eléctrica con biomasa gana peso en LATAM

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El continente americano ha sido tradicionalmente un gran productor energético. La producción de derivados petrolíferos en Canadá con sus arenas bituminosas, la gran cantidad de petróleo extraída en Estados Unidos durante el siglo XIX y XX y los yacimientos en el subsuelo que recientemente se están explotando a través del fracking (shale gas y shale oil), hacen que Norteamérica disponga de una gran fuente energética autóctona.

En el caso del Centro y Sur de América, los recursos no son menos limitados. De la misma forma que en Estados Unidos, en Argentina se ha detectado gran cantidad de shale gas y oil y Brasil también dispone de nuevos recursos petrolíferos. No obstante, toda Latinoamérica en general está experimentando con un importante desarrollo de energías renovables, ya que el fracking está originando graves problemas ambientales y de contaminación de acuíferos.

Toda Latinoamérica se caracteriza por una gran producción de su energía basada en determinadas fuentes energéticas renovables, destacando el uso de la energía hidráulica que supone alrededor de un 66% del total de su producción eléctrica.

En la tabla adjunta se detalla la evolución que desde 2003 han experimentado las distintas tecnologías utilizadas para la producción de energía eléctrica en América Latina (para todos los países de Latinoamérica menos México y Chile que se encuentran dentro de la OCDE). En relación a las plantas de biomasa dedicadas a la producción de energía eléctrica, incluimos en la figura siguiente la evolución del porcentaje en comparación con el resto de tecnologías en el intervalo 2003-2012.
 

Como puede observarse el crecimiento en el porcentaje de participación del combustible biomásico para la producción de energía eléctrica en toda Latinoamérica no deja de crecer y las perspectivas futuras son que esta senda de crecimiento se siga manteniendo en los próximos años. Con un porcentaje de generación del 5% de toda la electricidad consumida en LATAM mediante biomasa, esta región se coloca incluso por delante de la Unión Europea en porcentaje de participación de este biocombustible en el abastecimiento eléctrico de las ciudades e industrias.
 

Esto es muy positivo porque un crecimiento constante implica inversiones y generación de puestos de trabajo también de forma constante. Además garantizan mayores tasas de independencia energética y una mejor gestión del recurso biomásico de cada zona.

Todo esto nos permite augurar que los proyectos tendentes a promocionar nuevas centrales térmicas que utilicen biomasa como combustible para alimentar sus calderas, crecerán también de forma importante en los próximos años.