- Se va a producir electricidad donde se necesita.
- El gobierno no tendrá que pagar a los productores fotovoltaicos (por lo menos en un gran porcentaje) por lo que no tendrá inconveniente que crezca la potencia solar FV instalada en el país.
- Se generará empleo ya que la instalación de una mayor potencia FV requerirá demanda laboral.
- La mayor potencia instalada redundará en que, por economías de escala, se reduzca el precio de las instalaciones.
El gran handicap de este modelo, a mi modo de ver, es que presupone una mejora importante de la eficiencia energética de los paneles y una reducción también importante de su precio. Si esta circunstancia no se produce el modelo no funcionará ya que mantener la rentabilidad de las instalaciones con tarifas cada vez menores solo puede conseguirse con costes de instalación también menores.
Además, de salir adelante la propuesta significaría el fin de las grandes instalaciones solares en suelo ya que estas no realizan autoconsumo de su producción eléctrica y el precio que cobrarían por la electricidad vertida a red finalmente quedaría por debajo de los 10c€ el kWh.
Desde luego que la propuesta podría beneficiar a pequeñas instalaciones pero nunca a los grandes inversores.
Por último, en el análisis que realizan comparan ingresos por pago de tarifa (parten de los 34 c€/kWh producidos) con el precio que las familias pagamos por la compra de electricidad (parten de los 11c€/kWh consumidos). Estos datos no son comparables entre sí, ya que no se consideran en el cálculo los costes que implica la promoción de una instalación solar fotovoltaica. La familia o industria que promocione una instalación solar fotovoltaica deberá asumir el coste de la instalación que hará que el beneficio de la misma (no la facturación) baje hasta aproximadamente 31 c€ considerando un ingreso por venta de 34c€ el kWh.
Un alto porcentaje de la producción de energía eléctrica en España aun depende de los combustibles fósiles y de la energía nuclear (66,6%). El precio de estos combustibles no deja de crecer cuando el precio de la tarifa eléctrica no se incrementa en la misma proporción. Si el precio de la tarifa eléctrica se incrementara en la misma proporción seguro que los consumidores estarían dispuestos a invertir en sistemas alternativos como el propuesto por ASIF.
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