En los últimos meses el sistema eléctrico español no deja de darnos sorpresas. La última de ellas es que los productores energéticos están vendiendo la energía que producen a cero euros el kWh. Parece algo increíble pero es cierto. Para buscar la explicación a esta circunstancia debemos analizar el sistema de compra-venta eléctrico que existe en nuestro país.
Las eléctricas pueden vender la electricidad que producen en el mercado diario llamado comúnmente "pool eléctrico". El pool actúa como un gran mercado en el que se compra y vende electricidad. El precio de compra-venta depende de las necesidades del mercado y de la producción energética disponible en el momento de la casación. El precio de c-v en un momento dado depende del que fijan las empresas eléctricas que venden su energía en el régimen ordinario. Estas son todas las empresas menos las renovables y las plantas de cogeneración que están recogidas en el régimen especial.
Las plantas nucleares y las térmicas tradicionales (carbón, fuel y gas) tienen que comprar combustible para producir electricidad, las renovables, no. Las plantas tradicionales ofertarán electricidad a un precio determinado. Podríamos tener unas necesidades eléctricas, para un país dado, de 1 GWh y una oferta como la siguiente:
Planta Eólica "Eolus": 0,2 GWh a 0 €/MWh
Planta Solar "Ra": 0,1 GWh a 0€/MWh
Planta Nuclear "Neutrón": 0,2 GWh a 0€/MWhh
Planta de Gas "Metanona": 0,3 GWh a 55€/MWh
Planta de Carbón "As Torres": 0,3 GWh a 65€/MWh
Planta de Carbón "Bituminosa": 0,2 GWh a 70€/MWh
Ante esta situación el operador del sistema compraría 1 GWh de electricidad empezando por las empresas que ofertan su servicio a 0€. La última que entraría en la operación sería la planta de carbón de "As Torres" se le compraría solo 0,2 GWh, que es la cantidad que completa el GWh demandado. Además, el precio que se pagará a todas las demás vendrá fijado por esta compañía (65€/MWh). La última planta de carbón, Bituminosa, quedaría fuera del mercado.
Puede darse el caso, durante una noche, donde la demanda eléctrica es menor y se reducen las necesidades a tan solo 0,5 GWh, por ejemplo, que las tres compañías que han ofrecido la electricidad a 0€ tengan que asumir su compromiso y vender toda la electricidad producida a ese precio.
Esta circunstancia, que podría considerarse excepcional, se producirá cada vez más a menudo. Las tensiones entre la oferta de energía eléctrica disponible en el mercado español y la demanda de esta energía, están creciendo año a año. Mientras que la demanda de energía eléctrica ha experimentado un crecimiento medio, en los últimos cinco años, del 1,44%, la potencia instalada se ha incrementado una media del 6,29% en el mismo periodo de tiempo.
En España ya se sobrepasan los 95.000 MW de potencia eléctrica instalada si contabilizamos todas las tecnologías de producción, cuando difícilmente llegamos a consumir en los momentos de mayor demanda más de 45.000 MW.
Un país que tenga un alto porcentaje de plantas eléctricas inflexibles, como es el caso de las centrales nucleares, que no están preparadas para trabajar de forma discontinua según las necesidades del mercado, no estará preparado para soportar la variabilidad de producción que demanda el mercado. Por lo tanto, desde un punto de vista económico que no medioambiental, este tipo de instalaciones solo se justifican en porcentajes muy reducidos. El resto de centrales que pueden “desconectarse” y “conectarse” con más flexibilidad tienen cabida en el mercado siempre que sus costes de operación sean competitivos. Además, la inactividad originará grandes pérdidas económicas para las empresas energéticas que deberán interrumpir la producción de sus plantas con más frecuencia de la deseada.
El modelo energético basado en fuentes renovables implica disponer de un sistema de almacenamiento que sea capaz de aprovechar los momentos de sobreproducción sin necesidad de que tenga que interrumpirse el funcionamiento de aerogeneradores o paneles solares. En este sentido debe potenciarse los sistemas de bombeo de agua con producción energética excedente, la producción de hidrógeno como almacenamiento energético y el establecimiento de una red de automóviles eléctricos que puedan recargarse en periodos nocturnos con la sobreproducción eléctrica de sistemas como los eólicos.
Además, se hace necesario establecer y mejorar las redes eléctricas intercomunicadas entre distintos países ya que de esta forma se incrementa la probabilidad de disponer de energía cuando no se tiene o de poder venderla cuando se produce en exceso. La gran interconexión del sistema europeo y del norte de África haría más viable la producción de energía eólica offshore en España. Por este motivo la política de potenciación de la interconexión entre los países debe ser una prioridad estratégica del gobierno español.
La privatización de la producción de electricidad, como tendencia natural en la Unión Europea, puede llegar a penalizar la promoción de algunas instalaciones renovables, ya que en los contratos de abastecimiento que se firman se prima la garantía en el suministro eléctrico según las necesidades de la demanda, aun por encima de lo que implica un aumento de los costes de producción provocado por la inflexibilidad del sistema. Está claro que este sistema tiene que revisarse en profundidad.
Mas información: http://www.iniec.com/
En España ya se sobrepasan los 95.000 MW de potencia eléctrica instalada si contabilizamos todas las tecnologías de producción, cuando difícilmente llegamos a consumir en los momentos de mayor demanda más de 45.000 MW.
Un país que tenga un alto porcentaje de plantas eléctricas inflexibles, como es el caso de las centrales nucleares, que no están preparadas para trabajar de forma discontinua según las necesidades del mercado, no estará preparado para soportar la variabilidad de producción que demanda el mercado. Por lo tanto, desde un punto de vista económico que no medioambiental, este tipo de instalaciones solo se justifican en porcentajes muy reducidos. El resto de centrales que pueden “desconectarse” y “conectarse” con más flexibilidad tienen cabida en el mercado siempre que sus costes de operación sean competitivos. Además, la inactividad originará grandes pérdidas económicas para las empresas energéticas que deberán interrumpir la producción de sus plantas con más frecuencia de la deseada.
El modelo energético basado en fuentes renovables implica disponer de un sistema de almacenamiento que sea capaz de aprovechar los momentos de sobreproducción sin necesidad de que tenga que interrumpirse el funcionamiento de aerogeneradores o paneles solares. En este sentido debe potenciarse los sistemas de bombeo de agua con producción energética excedente, la producción de hidrógeno como almacenamiento energético y el establecimiento de una red de automóviles eléctricos que puedan recargarse en periodos nocturnos con la sobreproducción eléctrica de sistemas como los eólicos.
Además, se hace necesario establecer y mejorar las redes eléctricas intercomunicadas entre distintos países ya que de esta forma se incrementa la probabilidad de disponer de energía cuando no se tiene o de poder venderla cuando se produce en exceso. La gran interconexión del sistema europeo y del norte de África haría más viable la producción de energía eólica offshore en España. Por este motivo la política de potenciación de la interconexión entre los países debe ser una prioridad estratégica del gobierno español.
La privatización de la producción de electricidad, como tendencia natural en la Unión Europea, puede llegar a penalizar la promoción de algunas instalaciones renovables, ya que en los contratos de abastecimiento que se firman se prima la garantía en el suministro eléctrico según las necesidades de la demanda, aun por encima de lo que implica un aumento de los costes de producción provocado por la inflexibilidad del sistema. Está claro que este sistema tiene que revisarse en profundidad.
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